¿Qué es el metabolismo? ¿Es posible cambiarlo? ¿Se puede acelerar con algún tipo de dieta? En síntesis, el metabolismo es lo que le permite al cuerpo funcionar y desarrollar sus actividades diarias: moverse, respirar, comer o absorber los nutrientes. Todos esos procesos físico-químicos que suceden en el organismo implican obtener o gastar energía.
A menudo, el metabolismo se relaciona con nuestra capacidad de mantener el peso corporal o engordar. Aunque el metabolismo no cambia conforme pasa el tiempo, sí hay situaciones que pueden incrementar o disminuir nuestras necesidades energéticas. En etapas de crecimiento como la infancia y la adolescencia aumenta el gasto energético, mientras que la edad adulta nuestro organismo no requiere de tantas kilocalorías, ya que el grado de actividad y el ejercicio físico disminuyen.
También las enfermedades graves pueden alterar las necesidades energéticas. El cáncer, infecciones en el organismo o intervenciones quirúrgicas importantes provocan cambios metabólicos y pueden incrementar las kilocalorías diarias que son necesarias.
¿Dieta para acelerar el metabolismo? ¿Funciona?
Ningún patrón ni dieta alimentaria ha demostrado científicamente ser capaz de conseguir que el organismo queme energía de una manera más eficiente. Por tanto, podemos afirmar que no existen las dietas aceleradoras del metabolismo, pero podemos modificar nuestros hábitos de vida con el fin de potenciar el gasto energético y no subir de peso.
Consejos
Veamos qué cambios en el estilo de vida podemos adoptar para conseguir que el metabolismo no juegue en nuestra contra.
- No te saltes el desayuno. Desayunar algo nutritivo después de levantarte de la cama es una manera de que el metabolismo se ponga en marcha de inmediato.
- Vigila la ingesta calórica diaria. No se trata de eliminar todas las calorías de la dieta, sino de decantarse por alimentos sanos que aporten nutrientes y evitar aquellos que son ricos en grasas y azúcares. Dale prioridad a verduras, hortalizas, frutas y alimentos integrales.
- Elige con cabeza los alimentos que conforman tu menú y controla las cantidades. Encontrar el equilibrio es la clave para perder peso. Procura no servir raciones demasiado grandes.
- Aumenta las proteínas. Los alimentos proteicos tardan más tiempo en digerirse que los carbohidratos o los que son ricos en grasa. Incrementando ligeramente la ingesta de proteínas de calidad nos sentiremos más saciados y estimularemos el metabolismo. Las carnes magras, los huevos y el pescado son algunas fuentes de proteínas.
- Consume alimentos ricos en omega 3. El pescado azul (salmón, atún, sardinas…), las semillas y las nueces están cargados de ácidos grasos omega 3, los cuales promueven la pérdida de peso al estimular la secreción de la leptina.
- Si picoteas, que sea con inteligencia. Reparte la ingesta en cinco comidas. Además de hacer las tres comidas principales del día (desayuno, comida y cena), no olvides comer algo sano a media mañana y a la hora de la merienda.
- El deporte es esencial. Caminar más, cambiar el coche por la bici o subir las escaleras andando en lugar de tomar el ascensor quizá no nos haga mucha gracia. Sin embargo, la actividad física regular es nuestra mejor aliada para mantenernos delgados y no engordar. Al igual que el organismo se acaba acostumbrando al ejercicio, el metabolismo también, por lo que es importante ir incrementando la intensidad del entrenamiento.
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